martes, 22 de abril de 2008

El número 73304-23-4153-696-8


Cuando empecé a leer comics en serio, leía, aparte de algunas cosas superheróicas, cási todo lo que publicaba La Cúpula en sus "Brut Comix".
Era un sello que me encantaba, me descubrió lo mejor del underground americano de los 90´s: Peter Bagge, Daniel Clowes, Charles Burns... y también estaba ese Thomas Ott, un tipo de dibujo feísimo, con un par de títulos.
A esos ni me acercaba, porque tenían pinta de ser un par de idas de olla tremendas.

Flash Forward, hasta el 2005.
Estamos en el Salón del Comic, y Jessica Jones se compra el Cinema Panopticum de Thomas Ott, para que se lo firme el autor.
Y allí, tengo una revelación, una absurda revelación, pero cuenta lo mismo.
Ott no se dedica a hacer rallotes con un lápiz para hacer esos dibujos tan chungos: Ott pinta con tinta blanca y un pincel finisimo, sobre cartulina negra.
Ví la luz.

Flash Forward, hasta el 2008.
Para mi desgracia , Ott no ha sido invitado este año por La Cupula (ni por nadie), pero este sello si que ha publicado el nuevo titulo del autor, del que daba cuenta en uno de los Previews pasados, este "El Número...", y lo hace con la misma calidad que en la anterior ocasión.

En este caso todo comienza con un trozo de papel, en el que hay unos números escritos. Este papel lo tiene un preso en su celda, en la noche de su ejecución.
El verdugo enciende la silla eléctrica, y el reo muere, y al recoger los cables, decubre en el suelo el papel.
Aqui empieza la história.


Las histórias de Ott son como películas mudas expresionistas, donde la história de una persona normal (en apariencia al menos) , se ve trastocada cuando algún elemento extraño entra en su vida.
Con su estilo tan particular, esas miles de lineas que dan volumen a las lineas hasta crear formas, es capaz de desarrollar un ambiente insano con una facilidad pasmosa.
Esta vez se trata de otra maravillosa história de ambición y decepcíón, una fábula maliciosa en el que los acontecimientos siempre nos llevan al gato encerrado.

La história es absolutamente adictiva, y una vez pases el segundo capitulo no podrás parar aunque quieras: tienes que saber que es lo que va a pasar. Ott no sólo propone una história que parece sacada de un film de Fritz Lang del año 23, sino que además lo hace con ese estilo personal tan particular.
No es dificil quedarse ensimismado mirando las líneas que forman los dedos de una mano del protagonista, o esos edificios, o...

La edición es simplemente perfecta, tanto el papel como el tomo en tapa dura, valen esos 18 euros que marcan la portada.

Si no habéis leido nada de Thomas Ott, os prometo que no habéis visto nada parecido en la vida.

9 de 10

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